Dice el dúo Faemino y Cansado en el folleto de ‘¡Como en casa, ni hablar1’ que le gustaría que la gente riera al menos veintitrés veces, y que al salir del teatro fueran mejores personas y encontraran el sentido de la vida. El primer deseo lo cumplen de sobra. Muchos empiezan a desternillarse en cuanto los humoristas pisan el escenario. A otros, en cambio, el espectáculo no les hace ninguna gracia. O incluso lo pasan mal, como le ocurre a una mujer que no para de mirar el móvil a cada instante, a la espera de que se acabe ya de una vez la ‘tortura’. ¿Por qué algo divertido para unos no lo es para otros?
Publicado en la revista Muy Interesante en mayo de 2016
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