No hay más que escribir el hashtag #kombucha en Instagram para darse cuenta de la dimensión que ha alcanzado el consumo de esta bebida en los últimos tiempos. ¡Más de dos millones de publicaciones! Influencers y amantes de la vida sana se han volcado en ensalzar sus virtudes como alternativa a los refrescos, los zumos azucarados o el alcohol. Resulta chocante la moda de la kombucha teniendo en cuenta que se trata de una bebida milenaria. Y puede que incluso algunos lleven años tomándola en casa de la mano de sus abuelas sin haberla bautizado con este nombre.
En efecto, aunque no está del todo claro, los orígenes de la kombucha, combinación de té, azúcar y bacterias, suelen situarse en hacia el año 220 a.C. en la región china de Manchuria. La consideraban el elixir de la inmortalidad por algunas etnias de la zona. Asimismo, llegó a Europa a principios del siglo XX a través de Rusia. Poco a poco, el consumo de esta bebida se fue extendiendo por todo el mundo, y es en Estados Unidos donde se hizo realmente popular.
De allí es Kendra Sepúlveda, que empezó fermentando kombucha en 1995 para tratar de paliar un dolor que tenía en las manos a causa de la artritis. Después de pasar por cocinas de la talla de Les Cols, restaurante de Fina Puigdevall en Olot (Girona) con dos estrellas Michelin, la chef y nutricionista aplica ahora sus conocimientos en la Casa de la Kombucha. Su socio, Seth Colchester, procede de un familia con una larga tradición en el cultivo de productos ecológicos en Holanda. Ellos son dos de las personas que han puesto de moda la kombucha en Barcelona.
Publicado en el Magazine de La Vanguardia en agosto de 2021.
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*La imagen es de la Casa de la Kombucha.